Autor: Antonio Pérez Carmona
La formación de todo jefe, es de vital importancia para llevar a cabo el cambio en la Empresa
Cambios los ha habido siempre, pero en nuestra época son más frecuentes, más rápidos -la única constante de nuestro tiempo, es la aceleración del cambio-, afectan a mayor número de personas, se producen en más campos y se notan y aceptan más.
Actitud frente al cambio
Hemos pasado, sucesivamente, por una serie de fases:
– La resistencia al cambio, cuyas causas hemos de buscarlas en el miedo, la rutina, la adhesión a los hábitos, etc.
– La aceptación del cambio, que se inicia cuando éste deja de considerarse como algo malo y se admite que hay que convivir con él.
– La adaptación al cambio, convencidos de que oponerse a “los vientos de la Historia” no es una actitud inteligente.
– La anticipación al cambio, pues sólo los que se anticipan son capaces de explotar la ventaja del pionero.
– La planificación del cambio, analizando sus posibilidades y consecuencias, formulando las estrategias y programándolo en un horizonte temporal razonable.
– La gestión, control y dominio del cambio.
Pero hay más; el cambio es universal: se extiende al mundo de los valores y de los principios (p.e., hoy día se piensa en las personas y no sólo en la tarea, en los clientes y no sólo en el producto, en el futuro y no sólo en el presente);a las actitudes y los comportamientos (p.e., más concertación y menos confrontación, más participación y menos autoritarismo, más pensamiento creativo y menos pensamiento lógico); a los sistemas y los procedimientos (p.e, de la planificación estratégica a la dirección estratégica, de las estructuras complejas a las estructuras simples, de exceso de normativa al énfasis en la acción); al mismo lenguaje (¿cuáles de estas expresiones se empleaban hace quince años con frecuencia en las empresas: cultura empresarial, just-in-time, vacas de caja, visión de empresa, nicho de mercado, pensamiento lateral, outplacement, escenarios, sistemas expertos…?); a las funciones (¿cuáles de estas unidades existían normalmente en las empresas: Planificación Estratégica, Comunicación Interna, Defensor del Cliente, Auditoría Informática…?).
¡Qué poco se parece la empresa de ahora a la que conocimos cuando entramos a trabajar en ella!.
El motor del cambio
El gestor del cambio es el decisor, el dirigente líder. El dirigente líder sabe que el cambio, en sí, es bueno si se producen ciertas condiciones, pero no es bueno si no sabe:
-qué cambiar, por qué cambiar, cuándo cambiar, dónde cambiar, cómo cambiar, para qué cambiar y para quiénes cambiar.
Deduzcamos de ello que si el Dirigente no está formado para clarificar su visión de empresa, para diseñar su estilo e imagen, para asumir riesgos e innovar, para consolidar su poder y autoridad… es decir para ser líder, difícilmente se convertirá en gestor del cambio.
De ahí la importancia de la formación del dirigente,en conocimientos e información(saber para conocer), en habilidades y destrezas (saber actuar) y en actitudes y sentimientos (saber estar).
El dirigente tiene que dedicar tiempo a la formación, en todas sus facetas, y hacer que su gente se forme.
Las sugerencias serán bien recibidas y atendidas, con la premura que requiera la importancia de las mismas, contactando a través del correo electrónico: carmona.apc@gmail.com
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