Su tiempo es oro
Esta es una afirmación que habrá leído y oído con cierta frecuencia, pero ¿qué significa en realidad?, el tiempo es un recurso limitado que hay que saber invertir en cada pensamiento y en cada acción, gastamos parte de nuestro tiempo de manera que quien desperdicia su tiempo está malgastando su vida, para comprender el significado del tiempo consultemos la definición en el diccionario Websters este nos dice que “el tiempo es el intervalo durante el cual una acción o un proceso prosigue, es una medida de como pasamos nuestra vida”.
Existen muchos conceptos erróneos acerca del tiempo, San Agustín decía: “Hablamos del tiempo como si lo entendiésemos, pero si se nos pide definirlo la mente se nos queda en blanco”. Los poetas lo han incorporado en sus rimas y los compositores han escrito canciones acerca de él, los filósofos han hecho conjeturas sobre el tiempo pero nadie parece entenderlo.
¿Cuáles son algunos de los conceptos erróneos que tenemos sobre el tiempo?; decimos que el tiempo vuela, sin embargo, sabemos que avanza a un ritmo fijo y predeterminado, así mismo decimos que ahorramos tiempo pero sabemos que no lo podemos ingresar en el banco, no podemos aplazar su gasto para una ocasión futura ni gastarlo de más.
Hablamos de recuperar tiempo perdido pero una vez gastado resulta irrecuperable. Benjamín Franklin dijo: “cuando se acaba tu tiempo estás acabado”. A menudo nos preguntamos ¿dónde se ha ido el tiempo?, pero como Henry Dobson comentó en una ocasión “somos nosotros los que nos vamos, el tiempo se queda”.
Creemos que el tiempo es un enemigo mortal, tal vez, seamos nosotros mismos nuestro peor enemigo cuando se trata de administrar este valioso recurso. Decimos que el tiempo y el reloj están en contra nuestra, pero de hecho el tiempo se pone de nuestra parte desde el momento en el que lo organizamos.
Algunas personas parecen disponer de más tiempo que los demás aunque en realidad todo el mundo tiene exactamente la misma cantidad, la gran paradoja del tiempo es que nadie tiene suficiente pero todos tienen todo el que hay, entonces, ¿es el tiempo el problema o lo somos nosotros?
Evidentemente el problema lo constituimos nosotros, somos nosotros quienes pagamos el precio de haber malgastado el tiempo, un precio que suele ser alto. En el curso de las investigaciones realizadas durante los últimos diez años, se ha descubierto que los agentes más derrochadores del tiempo de los directores empresariales provocan el stress, la correspondencia entre el stress y algunas de las enfermedades más graves ha sido documentada por un médico en la universidad de Seattle, el cual ha cuantificado las zonas de stress que podrían provocar un ataque al corazón, el cáncer o una psicosis maniaco-depresiva, esto pone de relieve la importancia que tiene la resolución de los factores derrochadores del tiempo, no sólo para poder ganar dos horas al día sino también para minimizar o eliminar el stress.
Con frecuencia caemos en la trampa de dejarnos tiranizar por lo urgente en vez de concentrarnos en los asuntos verdaderamente importantes, que tienen más necesidad de nuestra atención.
Las tres leyes de Murphy se aplican a la administración en tiempos de crisis y se deben tomar en serio.
1. Nada es tan sencillo como parece, quiere decir, que solemos infravalorar la complejidad de las tareas que asumimos.
2. Todo tarda más de lo que te imaginas, al infravalorar la complejidad de una tarea también tendremos la tendencia a subestimar el tiempo requerido para terminarla. De este modo existe la tendencia a fijar unos plazos poco realistas.
3. Si algo puede fallar, fallará.
Las leyes de Murphy deberían denominarse cronología de una crisis, ya que abarca, en buena parte, lo que nos falla en nuestras vidas cotidianas.
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