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Antonio Pérez Carmona

El Rincón del Formador: ¿Puedo llegar a ser líder?

Antonio Pérez Carmona.

Autor: Antonio Pérez Carmona

Mire a su alrededor. ¿Cree que alguno de sus compañeros de trabajo tiene madera de líder? ¿Tal vez el brillante becario que acaba de incorporarse?.¿o su jefe directo?, ¿o la chica que hoy es “secretaria junior”?(*) Preguntas como éstas sacuden periódicamente a los responsables de recursos humanos y a los altos directivos de las compañías.

Una de sus obsesiones es detectar el talento que se esconde en la organización. Y potenciarlo. Potenciarlo hasta sacar el máximo jugo. Hasta aupar al aprendiz a la planta de presidencia. Pero, ¿cómo hacerlo?

Hay personas que rápidamente se muestran carismáticas, tienen algo especial; y otras no lo tienen, pero lo ejercitan. Lejos de alimentar la idea de que el líder nace, yo aseguro que “todo el mundo puede ser un líder”. Con una excepción, “las personas que no están dispuestas a cambiar en nada. La humildad es el valor más apreciado hoy. Sobre todo entre los altos directivos, porque a su alrededor tienden a darles la razón en todo, cuando no es así, y pueden terminar cayendo en el cuento del Rey Desnudo”. (Otro día hablaré de éste)

Valores y comportamientos
El primer paso para formar a un líder es buscar dentro de la organización profesionales cuyos valores coincidan con los de la organización y contrastarlos con su comportamiento personal. “Las personas pueden cambiar su comportamiento, pero no su personalidad. Lo importante es detectar gente capaz de adaptarse a las directrices que marcan la compañía, por que la personalidad no cambia”.
En ocasiones, los valores y comportamientos propugnados por la organización pueden ser erróneos. “El liderazgo quedará patente porque el subordinado aglutinará en torno a sí al resto de la organización, obligando al jefe a ser él quien deba cambiar”.

El siguiente paso es someter a los seleccionados a programas intensivos de feedback 360º, como se conocen en la jerga del sector.

Consiste en comparar cómo se ve uno mismo y cómo los ven sus colaboradores. Por ejemplo, una persona puede ser muy extrovertida, cualidad positiva, pero sus compañeros lo perciben como agresivo y les coarta. La solución radica en controlar la efusión para resultar menos agresivo.

Tutoría personal
Para conseguir estas mejoras, los directivos se someten todos los años a una serie de cursos o sesiones de tutoría personal (coaching) de varios días. Además, hacen test de personalidad donde se contrasta la percepción que tienen de sí mismos y la visión del consultor. Si el equipo dice que el jefe no escucha, es que no escucha. Debe huirse de justificaciones e ir directo al grano.
La humildad aquí es fundamental, porque los directivos deben aceptar la visión que los demás tienen de él y estar dispuestos a cambiar. A partir de estos puntos débiles, se hace un plan de desarrollo personal adaptado a cada persona.
Durante tres o seis meses, los profesionales recibirán sesiones de coaching individualizadas que van midiendo su evolución personal. Hoy los valores más demandados por las organizaciones a sus líderes son “la flexibilidad y a orientación al cambio”.

(*) Cuando hablo de “secretaria junior” a líder y ostentación de altos puestos directivos, rindo un homenaje a la que fue mi compañera, Veva Ruiz, prototipo de mujer que toda organización necesita y sueña.

Las sugerencias serán bien recibidas y atendidas, con la premura que requiera la importancia de las mismas, contactando a través del correo electrónico: carmona.apc@gmail.com

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