Autor: Antonio Pérez Carmona
Una vez establecidos los objetivos generales (Específicos/Concretos, Medibles, Acordados/Consensuados y Trazables) de la empresa así como los de las distintas funciones y Departamentos, hemos de formular las estrategias. Definir una estrategia es respondernos a las preguntas: ¿Cómo vamos a conseguir los objetivos planteados? ¿Cuáles son los posibles caminos para llegar al punto final deseado?
Cada uno de los caminos es una alternativa estratégica, que hemos de analizar y estudiar. Y formular estrategias significa definir dichos posibles caminos.
Todas nos van a conducir al mismo punto final, es decir, al objetivo, pero cada una representa características distintas en lo que a costes y por lo tanto a beneficios.
Así, después de formular las estrategias hemos de escoger una de ellas en base a algunos criterios de actuación.
Cuando menos hemos de tratar de ser eficaces. Y eficacia es conseguir lo que nos proponemos con independencia de los costes en los que incurramos.
Y si es posible hemos de ser eficientes. Eficiencia es lograr alcanzar lo propuesto con el máximo beneficio y el mínimo coste.
Es evidente que en muchas ocasiones no es posible ser eficiente, porque o bien no se dispone de los recursos necesarios o porque hay otras urgencias que nos llevan a escoger otros caminos para tratar de resolver problemas previos.
Así, algunas formulaciones estratégicas podrían ser:
• Adquirir recursos financieros para incrementar los esfuerzos en el área de marketing.
• Mejorar/extender nuestra línea de productos.
• Intentar fusión con empresas de mayores recursos económicos
• Proteger nuestras ventajas competitivas en los mercados de más alto crecimiento.
• Incrementar nuestra fuerza de ventas.
Uno de los métodos más sencillos para evaluar cual de las alternativas estratégicas formuladas es la que vamos a llevar a cabo es analizar los costes/beneficios de cada una de ellas.
Los paso a seguir con los siguientes:
• Calcular el valor incremental neto para cada una de ellas, es decir calcular el incremento de los beneficios tangibles e intangibles que nos va a suponer cada camino y deducir el incremento de costes que nos supondrá.
• Estimar la probabilidad que ocurra cada una de ellas, entendiendo por tal el producto de: impacto x implantación x urgencia.
• El producto del valor incremental por la probabilidad de que ocurra nos dará un valor. Se debe escoger aquello de valor máximo.
Tácticas u operaciones
Una vez que se ha establecido el camino a seguir, es decir una vez que se ha escogido la estrategia más idónea para la Función o Departamento o para la Empresa en su conjunto, hemos de desarrollar las tácticas u operaciones empresariales.
Y esto consiste, en ir describiendo todas y cada una de las etapas y acciones que a lo largo del año, por tanto a corto plazo, hemos de ir cubriendo.
Así, las tácticas han de recoger la siguiente información:
• Proceso o acción a desarrollar
• Calendario, es decir, fecha de inicio y finalización de cada tarea
• Presupuesto, es decir, recursos económicos, que se han de dotar para el desarrollo de la tarea.
• Responsable del equipo que va a llevarla a cabo.
• Control, a través de la información, definiendo tanto su periodicidad como la medida a utilizar para saber si se han producido desviaciones.
Todas estas funciones que hemos descrito hasta ahora, corresponden a tareas de planificación, por lo que deben desarrollarse por cualquiera de los responsables de los distintos departamentos funcionales de la empresa y consensuadas con el resto.
Pero tales funciones se han de desarrollar aplicadas, por una parte al entorno que rodea a la empresa, y por otra a los elementos que controlamos dentro de la misma.
Y es que la empresa tiene restricciones externas que escapan al control de la propia empresa y que forman el entorno externo.
Y por otra parte, la empresa sufre de limitaciones internas derivadas de sus propias capacidades y habilidades y que forman lo que se conoce por entorno interno.
Tratando de hacer un resumen en una imagen, hemos intentado visualizar a la empresa como una figura geométrica de tres dimensiones (un cubo).
En una de las dimensiones, la de la cara anterior, se detallan todas y cada una de las funciones que todo directivo ha de desarrollar en su departamento. Son funciones y tareas de planificación, seguimiento y control de las actividades.
En otra dimensión, la cara superior, estarían representadas todas las restricciones externas de la empresa, es decir el entorno externo, y que no se pueden controlar pero que hemos de conocer y pronosticar, en la media que pueden afectar a nuestro negocio.
Y por último, la tercera dimensión estaría compuesta por nuestras restricciones internas, es decir, los elementos internos de nuestra organización, algunos de los cuales son tangibles como las personas y los departamentos, y otros intangibles como la cultura y estilos de dirección.
Las sugerencias serán bien recibidas y atendidas, con la premura que requiera la importancia de las mismas, contactando a través del correo electrónico: carmona.apc@gmail.com
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