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Antonio Pérez Carmona

La mala imagen de La Línea

Por: Juan Manuel Pecero.  Abogado & economista

 

¿Es la Historia de La Línea la historia de una gran hipocresía? Dicen que fue la Reina Ana de Inglaterra, quien en 1712, ratificó el puerto de Gibraltar como zona franca, y, desde entonces hasta hoy, contrabando ha sido una palabra inseparable de esta localidad gaditana. No es algo que llevemos en los genes que nos haga distintos de los de cualquier otra población que hubiera ocupado nuestro enclave. A la sombra de Gibraltar, bañada por el mar y agobiada por San Roque, somos el fin de Europa. Sin apenas término municipal, ni ingresos procedentes de una industria inexistente, solo los servicios dan un poco de margen para vivir. La prensa del siglo XIX calificaba ya a La Línea como cuartel general del contrabando. En aquella época, de tabaco, café, tejidos, piezas de motores o medicamentos; hoy sigue siendo de tabaco…y gasolina o licores…y también droga de Marruecos que desembarca en nuestras playas.

Ni que decir tiene que gente honrada hay mucha, miles de entre los 65.000 habitantes de La Línea, pero el dinero procedente del contrabando que entra en la circulación diaria de nuestra población llega a todos los estamentos sociales, y ahí no hacemos distinciones. Los comercios, los bancos, la hostelería, los concesionarios de coches de lujo o de motores para planeadoras se nutren de él y genera una riqueza ilícita que mueve una economía local que no hace preguntas. Lo peor de todo es que es un estilo de vida que se transmite como antiguamente de padres a hijos. Los padres que venían de los pueblos de Málaga o Cádiz ahora también son de otras nacionalidades, son mafias organizadas que se establecen entre nosotros. Los más visibles y menos peligrosos, los del trapicheo diario, en los alrededores de la frontera, a modo de castillo medieval lleno de opulencia, pero indigno de una ciudad que en algún momento pretendió ser turística. Dinero fácil que hace que cualquier alternativa de un trabajo y sueldo normales se acaben viendo como irrisorios.

Un desembarco de 1.500 kilos de hachís en una playa de La Línea, y difundido por internet, ha levantado campañas en Facebook y en twitter a favor de su nombre y en contra del trato recibido en los medios de comunicación. Y se la defiende más con el corazón que con argumentos razonados sobre su realidad. Pero ¿A quién ha dolido más este maltrato? ¿A un pueblo harto de las circunstancias con las que le ha tocado vivir o a unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que parecen carecer de medios para controlar nuestras costas? Aún a nuestro pesar, La Línea tiene un componente nacional e internacional que hace que seamos chivo expiatorio de situaciones que algunas veces nos son ajenas. La política en La Línea se debe ver con un prisma diferente, y eso, a un municipio le sobrepasa. Fue por una denuncia de la Oficina Europea de la Lucha contra el Fraude (OLAF) que España dejó de vender a Gibraltar 110 millones de cajetillas de tabaco en el año 2013. 110 millones de cajetillas que luego pasaban ilegalmente a España con el consiguiente menoscabo para el fisco nacional. Mala imagen nuevamente. Hipocresía… Pero es verdad, en la prensa de estos últimos días se ha hablado de connivencia, de aceptación social, de apoyo y simpatía. Apoyo y simpatía que fueron las palabras exactas utilizadas por la Asociación Española de Guardias Civiles. Guardias Civiles que deben conocer con quien trabajan y viven, y saber distinguir y expresarse en consecuencia. La reputación de una población sufre porque al final, como siempre, en los medios de comunicación lo que vende son las malas noticias, las malas imágenes.

El Centro Operativo de Servicios (COS), el Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), el 112, el 062, Salvamento Marítimo…o sea quien sea a quien le corresponda en su esfera de actuación fue capaz de detectar un alijo a las 6 de la tarde del día 21 de junio. Seguramente porque aquí hay connivencia social, porque pasa a menudo y porque se recibe a la Guardia Civil con piedras desde las azoteas no extrañó demasiado ese día. Y no se trata de desmerecer el trabajo de nuestras Instituciones evidentemente, pero así nos sentimos nosotros cuando La Línea sale en prensa o televisión. Estamos acostumbrados a vivir con eso.

Pero por ese componente internacional y porque somos la frontera sur de Europa también tenemos derecho a la Seguridad Nacional, a la Seguridad de nuestras costas.

Nunca había sucedido antes un 11-S o un 11-M, pero si sucediera algo en esta zona no serviría echar la culpa de un atentado terrorista a esta población que vive del contrabando, no seríamos la excusa perfecta. Si piensan conmigo, porque no lo voy a escribir, piensen… lo que hay en Gibraltar, lo que hay en la Bahía de Algeciras o lo que hay en la costa más turística y lujosa de España, a pocos kilómetros. Y nadie vio nada. Quizás porque es más habitual de lo que se piensa ¿Eso es para estar tranquilos? Pues claro que no, ni nosotros, ni nadie de los que nos rodea. Es necesario intensificar el control del Estrecho, cooperar con Gibraltar (que tampoco en esto es ajeno) y con Marruecos, y si las dotaciones son insuficientes debe salir a la luz pública. No es como dice el delegado del Gobierno un caso aislado ni que destaca por su excepcionalidad. Eso es justo lo que no hay que decir, porque sencillamente no es verdad. A las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hay que valorarlas por lo que hacen y por lo que dejan de hacer, y pedir las explicaciones pertinentes por parte de todas las instancias. Explicaciones que se les debe dar a esta población que vive, sin querer, en el centro de un auténtico polvorín.

Eso sí, a los pocos días, “Chulo” un perro de la Guardia Civil de Algeciras ayudó a incautar 48 toneladas de hachís. Inmediatamente aparecieron las fotos de todas las autoridades felicitándose. El error estaba enmendado. Pero no se equivoquen, la amenaza está ahí y hasta ahora nunca ha pasado nada… Asunto zanjado.

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