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Antonio Pérez Carmona

La calidad y su ciclo de vida en la empresa

Antonio Pérez Carmona.

Autor: Antonio Pérez Carmona

La calidad es el conjunto de principios, de métodos organizados de estrategia global, que intenta movilizar toda la empresa, en busca de la satisfacción del cliente al menor coste, sin que la calidad se vea mermada en ningún momento.

En definitiva es la habilidad para entregar lo que se promete, debiéndose primero determinarse que se puede prometer.

Ser bueno ya no basta, hace falta buscar sin respiro la excelencia, para ser considerado el mejor, en la carrera por la administración de la Calidad. En un entorno donde la competencia es muy fuerte, el papel de los recursos humanos es vital, la globalización es importante pero ni muchísimo menos definitiva, la personalización que ofrecen compañías locales, con unos conocimientos del negocio iguales a las grandes multinacionales y además con una accesibilidad mucho más acusada que éstas, ayudan a igualar la supremacía de las primeras que tienen por su estructura.

Insisto, que la política de calidad abarca todo el personal, desde la dirección general hasta el último operario, residiendo su éxito en la gestión de los recursos humanos.

La mejora de la calidad, ha de ser un objetivo permanente. Los planes de acción se suceden, termina uno, empieza otro, hay que mantener la empresa siempre en una línea de progreso.

El plan de mejora de la calidad, ha de tener objetivos realistas, se desarrolla de manera rigurosa y planificada, no necesita a menudo de grandes inversiones (Kaizen) y debe ser objeto de un control regular mediante auditorías internas y externas.

Antes de implantar un plan de calidad, tenemos que asegurarnos de la viabilidad del mismo, llevemos a cabo un diagnóstico que nos permita conocer las fortalezas, debilidades y amenazas que junto con las oportunidades nos darán a conocer las principales alteraciones y lagunas de la empresa y lo haremos a través de un análisis DAFO, que determinará los pasos para el lanzamiento de este proceso.

Habrá que llevar a cabo, cambios que nos cueste trabajo aceptar:
¿Cómo trabajar?, dimensionamiento de la estructura, filosofía y cultura de la empresa, evaluación del riesgo, trabajo en equipo, expectativas de rentabilidad, inversión a corto plazo con retorno a largo, aprendizaje continuo, rigor en las actuaciones y compromisos, aprender de errores pasados y trabajar para el cliente y no sólo para el producto.

Es un ejercicio delicado, hace falta no solamente sacar a relucir las principales alteraciones o deficiencias de la empresa sino también y quizás más importante, saber transmitir y hacer que el staff acepte esta información, ya que éste es responsable en parte de estas alteraciones.

El hecho de saber que la mayoría de los productos y servicios atraviesan ciclos de vida similares, permite identificar con facilidad, los puntos en que conviene aumentar la calidad en cada momento.

La fase de concepción entraña la determinación de la necesidad de un producto o servicio. En esta fase es cuando debe reflexionarse seriamente si se puede ofrecer el producto o servicio con un nivel de calidad dado o no. De hecho, debe establecerse una especificación de los atributos de calidad necesarios en un principio, de tal modo que dicho objetivo pueda tenerse en cuenta en el estudio de viabilidad de cualquier actividad nueva.

El fruto de la fase de concepción suele ser un informe, dirigido al departamento promotor, en el que se incluyen una descripción del producto o servicio, un análisis preliminar del mercado y una memoria de las condiciones que prevalecen en el sector.

Las sugerencias serán bien recibidas y atendidas, con la premura que requiera la importancia de las mismas, contactando a través del correo electrónico: carmona.apc@gmail.com

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