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Antonio Pérez Carmona

El Rincón del Formador: El jefe que los empleados anhelan

Antonio Pérez Carmona

La época de los jefes autoritarios que consideraban que los empleados debían cumplir sus directrices sin cuestionarlas ha cambiado. Convertirse en el jefe que se merece su personal hará que los trabajadores sean más productivos, estén más satisfechos y que en consecuencia, mejore la productividad de su compañía. Los cimientos son respeto, confianza, flexibilidad y comunicación.

Actualmente, los jefes más eficaces tienen una nueva actitud. Ya no son jefes distantes, despreocupados de las necesidades de sus empleados. Ahora se impone una clase, que genere y sostenga la productividad, la lealtad, la motivación y el trabajo en equipo.

El primer paso es tratar a todo el personal con respeto y confianza. Dedicar tiempo a conocer a los empleados de forma individual, saber cuáles son sus cualidades, habilidades, motivaciones, así como los problemas habituales del entorno laboral como, el equilibrio entre trabajo y vida personal o resolución de conflictos. Así se evitan situaciones de resentimiento, actitud defensiva o frustración, que pueden conducir a una reducción de la productividad de la empresa.

Otro de los aspectos que un jefe no debe olvidar es la flexibilidad, la época de estructuras organizativas y políticas directivas rígidas ha acabado, hay que dar libertad para poder sacar y fomentar todo el potencial de los profesionales.

Dentro de esta lista de palabras clave se encuentra la comunicación. Hay que tener en cuenta que se está hablando de intercambio, es decir, trasmitir información, directrices o líneas de actuación, pero también hay que saber escuchar.

Por otro lado, el “feedback” desempeña un papel muy importante en la vida laboral. Tanto el que el directivo da a su personal diciéndole cómo está haciendo las cosas, como el que recibe de parte de los empleados en el que le dan su opinión, para esto último es muy recomendable y una vez al año, realizar encuestas anónimas al personal para que éstos, expresen lo que sienten por el trato recibido, para saber lo que les disgusta y lo que le sugiere.

Si embargo, “ser este tipo de jefe no es un estado o una condición que uno conecte o desconecte, sino una cualidad que le define de forma permanente como responsable, sin tener en cuenta los sucesos internos o externos”.

De ahí la búsqueda y formación constante para convertir a estos profesionales en líderes, esa diferencia consiste en que el líder, posee una actitud muy importante, la de pensar en positivo. También tienen que ser éticos, motivadores, y que sepan anticiparse. Dicho de otra manera, tienen que poder predecir lo que va a ocurrir y sin embargo, tener un ego modesto, no un gran ego, lo cual no suele ser muy común.

-¿Cuál sería el mecanismo para enseñar “optimismo” a las empresas?
_Siempre va a haber gente que vea el vaso medio lleno, y gente que lo vea medio vacío. Y se trata de animar a que vean el vaso medio lleno, porque esa es la actitud correcta. Insisto, esto no quiere decir que no sean realistas, sino positivos. Para enseñar a ser positivo, creo que lo ideal es que el líder sepa establecer una actitud y que la gente intente seguirla, adaptarla, y conseguir así que toda la empresa piense de una forma positiva.

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