fondo

Antonio Pérez Carmona

El Rincón del Formador: El análisis DAFO

Antonio Pérez Carmona

Autor: Antonio Pérez Carmona

Es una herramienta/técnica que debemos emplear, no sólo en conocer nuestra organización, sino debemos aplicarla a gestores y colaboradores como “actos de contrición”, siendo en todo momento, honestos con nosotros mismos y con los demás, conociéndonos emocionalmente, nuestras reacciones pueden estar previstas y ante situaciones complicadas, sabremos como responderemos y por lo tanto podremos hacerles frente con las fortalezas de unos y evitando que colisionen con las debilidades de otros.

Para poder ver cómo reaccionamos ante un cambio, cuáles son nuestras respuestas emocionales, vamos a tratar de experimentar un cambio negativo Un cambio importante que nos afecte profesionalmente.

Negación. Nuestra primera reacción es de rechazo, de incredulidad. Necesitamos correr a confirmar rápidamente ese cambio. Imagen y realidad no coinciden. !No es posible! !No puede ser!
Enfado. Una vez confirmado el cambio, surge una fase expulsiva de comportamiento de rabia, de indignación, a veces incluso de manera no controlada. Es nuestra pura dimensión emocional primaria la que nos guía. Estamos y nos sentimos furiosos. !No hay derecho!.

Tristeza. Liberada la rabia, entramos en una etapa de apenamiento, centrada en recordar el pasado, en la que pensamos en todo lo que hemos hecho y en lo que vamos a dejar de poder hacer en relación a ese pasado. Pensamos en términos de esfuerzos, dedicación e ilusión volcadas. ¡Ya no será como antes!
Miedo. Temor al cambio, a no saber cómo nos afectará, a no saber qué consecuencias tendrá para nosotros. Pánico a no saber qué será de nosotros, a lo desconocido. Miedo al futuro. !Y qué va a ser de mí!.

Auto-negación. Una vez superado el miedo, entramos en una etapa en la que empezamos a negociar con nosotros mismos. A ver qué podemos obtener del cambio, qué podemos hacer con él . ¿Qué puede aportarme?
Aceptación. Una vez completado este proceso anterior y solo después de haber pasado por las etapas anteriores y de haberlas digerido, aceptamos plenamente el cambio. !Así es la vida!

Reajuste de expectativas. Aceptado el cambio a nivel emocional, empezamos a pensar en soluciones, a buscar salidas. Empezamos a valorar las consecuencias positivas que puede traer el cambio. ¿Cómo adaptarme?

Compromiso. El cambio ya forma parte de nosotros, está interiorizado y nos sentimos completamente comprometidos con él. Pensamos en términos de posibilidades y oportunidades de mejora. ¿Qué puedo aportar?

El gestor del cambio
Entendido el proceso emocional de reacción ante los cambios ¿cómo puede ayudar la comprensión de nuestras reacciones y las de nuestro equipo a desarrollar nuestra labor de motivación? Más importante aún, ¿qué debemos hacer ante estas reacciones?

El primer paso es reconocer dónde nos situamos nosotros en esta curva. Comprendernos mejor a nosotros mismos. Ayudarnos a pasar por este ciclo emocional del cambio. Tomar distancia y reflexión para poder actuar. Ser más compasivos con nosotros mismos. No tenemos por qué ser siempre directivos de hielo. Lo humano nos es consubstancial y las emociones nutren y enriquecen nuestra gestión.

Por otro lado, en muchas ocasiones, por ocupar puestos de responsabilidad y tener acceso más rápido a determinada información, nosotros conocemos un cambio antes que nuestros colaboradores. Quizás nosotros hemos tenido el tiempo para aceptar ese cambio o esa decisión y estar comprometidos con él y nuestro equipo puede no haberlo aceptado aún. ¿Qué sentido tiene entonces pedirle su compromiso?¿Cuál es nuestro papel como gestores ante el cambio? Debemos concentrar nuestros esfuerzos en comprendernos mejor a nosotros mismos y el origen de nuestras emociones ante los cambios. Una vez asumidas e interiorizadas éstas, debemos ubicar a cada uno de nuestros colaboradores en esa curva emocional del cambio.

Ubicadas ya, debemos animarles a recorrer cada una de esas etapas, ayudándoles, tutelándoles, comprendiendo cómo avanzan individual y colectivamente como grupo. Ayudarles a que se conozcan mejor a sí mismos, sus reacciones y el origen de sus emociones, proyectando nuestras emociones en las suyas, arrojando luz, escuchándoles e incitándoles a través de nuestras propias reflexiones vividas ante ese cambio, a llegar a aceptar la realidad y comprometerse con ella.

En definitiva, sólo entendiendo mejor nuestras emociones ante el cambio, dónde estamos nosotros en esa curva y cómo hemos llegado nosotros allí y dónde se sitúan nuestros colaboradores y porqué, podremos ayudarles a pasar por cada etapa y que conozcan y comprendan ellos mismos sus propias reacciones.

Este papel del coach es sin duda, el más apasionante y difícil de la profesión de un directivo líder y solamente aquel que lo comprenda , asuma disfrute y se entrene en él, podrá hacer frente a sus responsabilidad específica como tal: dominar los cambios.

“Sólo entendiendo nuestras propias emociones ante el cambio, podremos ayudar a otros a pasar por cada una de las etapas”

Deja un comentario

Back to Top