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Antonio Pérez Carmona

El Rincón del Formador: El Almacén refugio de los menos preparados

Autor: Antonio Pérez Carmona

Esta frase fue el detonante que me ha lanzó a la más apasionante aventura de mi dilatada vida profesional, dedicándome de lleno a estudiar la logística (donde se encuentra el almacenaje) en profundidad.

Y soy muy feliz, porque luego, en mi familia, al comprobar lo que yo disfrutaba con el paso dado, algunos me siguieron, consiguiendo puestos importantes en ese área.

Me he jubilado y he pasado más de cincuenta años entre las mejores compañías y profesionales del sector a nivel mundial, he querido y sigo ayudando a todo emprendedor que me lo solicita, como consultor, profesor y asesor, en aquellos negocios que empiezan o necesitan algún cambio.
Dentro de los muchos apartados de la logística, (como he dicho anteriormente) se encuentran los almacenes, siempre disfruté, buscando y encontrando el espacio ideal (características- entorno, luminosidad, altura, suelo, capacidad-), diseñando, habilitando, organizando y logrando llamar la atención de los potenciales clientes.

El almacén requiere de formación continua

La plantilla que lo forma es de los más especialistas, conocimientos de gestión y control de inventarios, reingeniería de procesos continua, para mejorar el rendimiento en la consecución de los objetivos, la disciplina, el orden, el control de costes por actividad, el tiempo de respuesta, la atención a clientes, tanto internos como externos, la confección de procedimientos, instrucciones técnicas y planes de contingencia.

Verdaderos expertos en el manejo y conservación de los distintos tipos de maquinaria, consiguiendo una mayor productividad a través de la calidad en las transacciones.

Sin embargo el poco reconocimiento de estos profesionales, en la propia empresa, hacen que estas personas se sientan insatisfechas, tristes, escasamente motivadas, de las peores remuneradas y en ocasiones sometidas a un trato que no desearía para mí; debo, en justicia reconocer excepciones, pero son las menos.

La tensión en el almacén no falta: el camión del proveedor que se ha retrasado, un cliente que exige el servicio prometido, el barco que no espera y el contenedor tiene que terminar de cargarse, ¡otra vez hay que hacer inventario!, es fin de mes y hay que facturar todos los pedidos como sea, de noche, sábados…
La frase que da título, se pronunció al finalizar un proceso de reestructuración de una línea de producción, en la que como consecuencia de la inversión realizada, se mejora la productividad y sobran recursos (personas). La decisión es la lógica (para muchos): los buenos que se queden y los malos al almacén… “que para mover paquetes vale cualquiera”.

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