Autor: Antonio Pérez Carmona
Los programas de acogida hacen más fluida y eficaz la integración en la empresa.
¿Quién no recuerda su primer día de trabajo? Los nervios, la ansiedad y un cierto miedo a lo desconocido resultan casi inevitables. Para paliar en la medida de lo posible estas sensaciones y conseguir una incorporación más rápida a la empresa, los planes de acogida son una herramienta eficaz.
En más de una ocasión he oído decir a trabajadores de otras empresas que después de un mes no conocen a su jefe, cómo será su contrato, qué horario oficial tienen o qué hace cada uno de sus compañeros.
Todas estas carencias tienen que ver generalmente con la falta de un plan de acogida. Lo peor que nos puede pasar al entrar en una empresa es que parezca poco organizada, sobre todo porque la primera impresión suele permanecer. Y es que los primeros días de trabajo tendrán gran importancia en nuestra actividad laboral futura. Según los expertos, si los recuerdos de esos días son negativos, afectarán, aun inconscientemente, nuestra moral, estabilidad y hasta nuestra lealtad a la empresa.
Una buena entrada
Para evitar estas situaciones de desinformación, las empresas empiezan a ver más clara la necesidad de disponer de un plan de acogida. Y no sólo para que los nuevos entren con buen pie, también las organizaciones se ven favorecidas con su implantación.
Rápida asimilación de la cultura empresarial.
“La existencia de un plan de acogida en una compañía es sinónimo de madurez de ésta”.
Toda incorporación requiere tener una gran guía y un calendario de entrevistas y presentación del nuevo colaborador a los miembros de su equipo, y a personas con las que se va a relacionar habitualmente o tienen un buen know-how del negocio. El plan de acogida es, en sí mismo, una herramienta de marketing interno –un primer impacto positivo y de orden- en organizaciones dinámicas que pretenden no perder de vista la cultura empresarial.
Homogeneizar las formas.
El crecimiento acelerado y los continuos cambios llevan a las empresas a realizar muchas contrataciones al año, generándose “un ambiente de trabajo complejo, con gran diversidad de culturas empresariales”.
“Un plan de acogida es uno de los primeros pasos en la homogeneización en las formas de trabajo y, de hecho, uno de los más afectivos, ya que durante los primeros días de incorporación a una empresa es cuando los niveles de atención y disposición al aprendizaje son más altos”.
“Coctel” de bienvenida.
Un plan de acogida básico debe servir para formar, informar e integrar. Y los instrumentos para conseguir una combinación óptima de estos objetivos son:
Un autor. Conviene que el recién llegado tenga a su lado una persona, que puede ser un compañero de su mismo nivel, que le explique todas sus dudas.
Manual de bienvenida. En él se recoge toda la información práctica y necesaria sobre aspectos útiles y del día a día de la empresa. Esta información ayuda a tener una visión global de la organización.
Trámites de integración. Puede celebrarse entrevistas con sus jefes más directos, en las que se le dé algunas pautas sobre la marcha de la empresa y sus expectativas de futuro. También hay que presentarle a sus nuevos compañeros y demás equipo de trabajo. También es conveniente que conozca otros departamentos, así tendrá una visión más general de la empresa.
Seguimiento. Por último, es recomendable que el plan de acogida establezca un programa de seguimiento de la evolución del empleado recién llegado.
Las empresas que tienen implantado un plan de acogida, lo valoran muy positivamente. “Estas actuaciones las agradece el nuevo empleado, ya que obtiene la percepción de que la empresa le atiende y se preocupa de él desde el principio. Es importante, obtener el máximo partido del papel paternalista y motivador del plan de acogida”.
Las sugerencias serán bien recibidas y atendidas, con la premura que requiera la importancia de las mismas, contactando a través del correo electrónico: carmona.apc@gmail.com
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